El pasado 17 de octubre Son Vic Vell nos permitió hacer una inmersión en el estilo de vida de nuestros antepasados en una finca hace 300 años. Una ruta por el monte nos ayudó a imaginar los trabajos que en aquel tiempo se hacían en la garriga y ver los elementos que se construyeron para facilitarlos.

Los caminos no se construían como rutas de excursiones, cada camino era diseñado con una finalidad productiva. Sacar la leña, sembrar los llanos más pequeños en los puntos más lejanos… Cada rincón de la tierra era aprovechado a costa de un enorme esfuerzo.

Aquellos caminos dentro de la garriga, hoy silenciosos, eran un hervidero de actividad. Trabajaban los leñadores, los carboneros, el pastor, el porqueret, el garriguer… oficios que actualmente nos cuesta imaginar. Y esto es lo que hemos hecho hoy, imaginar qué hacían, por dónde se movían, qué comían, dónde dormían…

A medida que nos acercábamos a las casas, hemos descubierto la gran era de batre, circular, presidiendo desde la altura La Vall Verd y divisando a lo lejos el Puig de la Sirvi de Santa Ponça. En la era de batre siempre corría el viento necesario para realizar las tareas de batir el grano. Hemos imaginado cómo más de una carretilla aplastaba el trigo, cómo con las horcas elevaban la paja y después barrían el trigo.

Llegando a las casas, hemos aprendido a hacer lectura de lo que muestran las diferentes construcciones, guiados por la interesante explicación de Tomàs Vibot, que ha sabido transmitir, de una manera clara y amena, un pequeño trozo de la historia de Mallorca.

Desgranando cada una de las partes de las casas de una possessió mallorquina hemos comprendido mejor su sentido. La clastra, patio central de la possessió. La cocina de amos, allí donde todos el trabajadores comían y al anochecer hacía velada junto al fuego del escalfapanxes. Los antiguos establos, la capilla, la torre de defensa, la almazara…

Hemos imaginado dentro la almazara las tareas de sus trabajadores, cómo los carros descargaban la aceituna en los graneros, hemos hecho rodar el trullo, hemos representado cómo el maestro tafoner llenaba los esportins con la pasta que se sacaba del trullo y cómo se abocaba el agua del fornal para mejorar el prensado. También hemos visto cómo se hacía bajar la prensa y cómo las canaletas conducían el líquido obtenido a los depósitos.

Las aportaciones de cada participante han sido uno de los elementos clave para el éxito de la ruta. Algunos han contado breves recuerdos de juventud, vivencias de su infancia o lo que han conocido con su estudio de la tradición.

Por mi parte he tenido el placer de explicar las vivencias más recientes de la finca. El proceso de recuperación de cada pequeño rincón o lugar, y el nuevo proyecto que desarrollamos para dar un nuevo sentido productivo a la finca. Una estrategia respetuosa con el pasado y que, a su vez, es una garantía de futuro para la posesión.

Queremos que la possessió de Son Vic Vell nos ayude a facilitar vivencias en la naturaleza y la tradición mallorquina, acercar a los participantes a la historia de mallorca; generando así sensaciones de bienestar y creando relaciones saludables.

Todo el conjunto ha resultado una experiencia preciosa. Muchas gracias por esta nueva vivencia en Son Vic Vell.

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